Widhún - Memorias de Idhún
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Sheks Dragones Unicornios Alerta de Spoiler

El siguiente artículo contiene información detallada sobre la trama de Memorias de Idhún en general. Leer bajo su responsabilidad.

Reesa, también conocida como la Princesa Reesa de Shia, aunque más tarde se hizo llamar Kestra, nació en el año 1434 y era la segunda hija de los reyes del Shia.

Era una de las mejores pilotos de los Nuevos Dragones. Murió durante la Batalla de Awa, cuando su dragón Fagnor se estrelló.


Vida temprana[]

Reesa era la hermana menor de las dos hijas de los reyes de Shia, Alben y Kaera. Nueve años menor que su hermana, la heredera Alae, esperaba estudiar en la Academia de Nurgon tal y como ella hacía, sin embargo, nunca llegó a hacerlo. A la edad de seis años, Reesa fue testigo de la invasión de los Sheks a Idhún. Los reyes de Shia fallecieron durante la batalla en la que el ejército de Shia, primer reino en reaccionar ante la invasión, combatieron a los sheks.

Alae se quedó guardando el castillo real y cuidando de su hermana pequeña pero, cuando el ejército shiano fue derrotado en su totalidad, Covan de Les, las condujo hacia las montañas del sur junto a más refugiados. Reesa y su hermana vivieron allí durante un tiempo, sumidas, junto al resto de supervivientes de Shia, en la precariedad, el miedo y el resentimiento. Covan se encargó del adiestramiento de la niña con el propósito de que aprendiera a defenderse y a valerse por sí misma.

Secuestro[]

Cuando Reesa tenía diecisiete años, su hermana Alae, de veintiséis, pertenecía a un grupo de resistencia cuyo propósito en ese momento era tender un puente entre los rebeldes shianos y los Nuevos Dragones de Vanissar, pero fue traicionada. Los szishs emboscaron a las hermanas en las montañas y las apresaron. Reesa y Alae pasaron varios meses encerradas en la Torre de Drackwen, pero un día los szish se llevaron a Alae y Reesa no volvió a verla hasta un año después. Cuando los prisioneros de la Torre fueron reunidos con el objetivo de trasladarlos a la base de Kirtash en la Tierra, Reesa comprobó con espanto que Alae había sido víctima de uno de los hechizos fallidos del mago Elrion y ahora era un híbrido violento e incompleto. El golpe más duro para la muchacha, sin embargo, fue el hecho de que su hermana, convertida en una mujer-tigre, intentase matarla nada más verla, incapaz si quiera de reconocer a la que fue su querida hermana pequeña. El repentino ataque por parte de la que una vez fue la heredera del Reino de Shia provocó una situación de confusión la cual Reesa aprovechó para huir de la Torre. Desde ese momento, nunca volvió a ver a su hermana, aunque más tarde, Alsan le contaría sobre ella.

Los Nuevos Dragones[]

Con tal de protegerse, una vez en libertad, Reesa decidió cambiar de nombre y se hizo llamar Kestra. Al descubrir que los shianos de las montañas habían sido exterminados por completo, contactó con los rebeldes de Vanissar y se unió a los Nuevos Dragones, una célula rebelde liderada por Denyal y Tanawe. Aprendió a pilotar los dragones artificiales de los que disponían convirtiéndose en una diestra piloto y miembro fundamental del grupo. Decidió llamar a su dargón, de un color rojo intenso, Fagnor. Aunque nadie sabía su verdadero nombre ni quién era en realidad, su odio hacia los sheks sí que era bien conocido. Su valentía, que normalmente traspasaba los límites de la temeridad, mezclada con su odio y su maestría la convirtieron en una de las más importantes pilotos. Dos años más tarde, Kestra se reencontró con Covan en Nurgon. El maestro de armas, a pesar de haberla reconocido, no desveló su verdadera identidad a nadie.

Llegada de La Resistencia[]

Junto a Covan llegaron también Alsan de Vanissar y Aile Alhenai, ambos miembros de La Resistencia. A pesar de que Kestra quiso mantener las distancias y olvidar así su pasado, no pudo evitar que Alsan sospechara de su verdadera identidad, pues él había conocido a su hermana Alae durante su estancia en la Academia de Nurgon. Aunque Kestra no se mostró como una chica muy amable con el resto de las personas, al menos desde lo que ocurrió en la Torre de Drackwen, no quiso tomarse la molestia de entablar confianza con Alsan, pues al descubrir que era un híbrido, sabía que pronto llegaría el día en que no pudiese controlar a la bestia que llevaba dentro y los intentaría matar a todos, como Alae. Kestra estaba cada vez más convencida de que Alsan acabaría con todos la noche del Triple Plenilunio, cuando el poder de las tres lunas sería más intenso, ya que se vería incapaz de retener a la bestia que llevaba dentro. No obstante, y aunque en un principio no llegó a agradarle, Kimara la semiyan sí que consiguió forjar una especie de amistad con Kestra. A pesar de sus diferentes puntos de vista, ambas lograron llevarse bien, incluso Kestra se molestó en enseñar a Kimara cómo pilotar los dragones artificiales.

Batalla de Awa[]

La noche de fin de año de 1455, la noche del Triple Plenilunio, tuvo lugar la Batalla de Awa en la cual Kestra, al igual que el resto de rebeldes, participó. Iba a bordo de Fagnor, pilotando con maestría su dragón de madera mientras luchaba contra los sheks en el aire. Sin embargo, acabó siendo abatida por uno de ellos y se precipitó hacia las profundidades del bosque. Inmediatamente, Alsan corrió a buscarla y, cuando por fin dio con ella, la encontró gravemente herida. Ignorando los gritos de Kestra pidiéndole que no se acercara, Alsan se quedó a su lado y pidió ayuda a Shail y los feéricos. Kestra entonces le pidió a Alsan que le hablase de Alae, pues ella sabía que tenía que haberla conocido, ambos eran híbridos a causa del mismo mago. Ella le contó su historia, los últimos momentos que vivió con Alae y la causa de su ingreso en los Nuevos Dragones. Alsan, por su parte, comenzó a hablarle de que el sueño de Alae se había cumplido en realidad, pues Jack Redfield, Yandrak, fue quien la rescató de la celda en la cual Elrion la mantenía encerrada. Sin embargo, antes de que Alsan pudiese finalizar la historia, descubrió que la vida ya se había ido de los ojos de Kestra y, mientras lloraba su muerte, se preguntó si habría escuchado lo de Yandrak o habría fallecido antes de saber que las esperanzas de su hermana mayor, la Princesa Alae de Shia, se habían hecho realidad.

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